Subasta, de María Fernanda Ampuero
La monstruosidad para mí lo es todo, toda mi literatura consiste en buscar monstruos y mostrarlos. Lo que se considera monstruo, lo que significa que nos ronden los monstruos. El dios monstruo, la madre monstrua, el amor monstruo. Un monstruo advierte, muestra, un monstruo redime a los que no sienten que lo son, un monstruo es el “otros”, el monstruo es el síntoma de la sociedad. (Ampuero, 2021)
María Fernanda Ampuero, guayaquileña nacida en los setenta, es una de las voces representantes del feminismo literario ecuatoriano, desde sus inicios ha demostrado una escritura atrevida, cruda y sin tapujos. Cuenta con obras como “Lo que aprendí en la peluquería (2011)” y “Permiso de residencia (2013)” y su obra más actual “Sacrificios humanos (2021)”, pero su obra más reconocida sin duda alguna es “Pelea de gallos (2018)”, obra que narra una serie de cuentos, donde expresan la cruda y dolorosa realidad en la que vivimos, sobre todo la realidad que viven las mujeres, porque a pesar de que viven en una sociedad catalogada como incluyente, no se han desprendido del machismo injustificado. La historia “Subasta” forma parte de esta serie de relatos, nos narra el diario vivir de una mujer, tan solo una adolescente, que se crío con la ausencia de su madre y le tocó adaptarse a vivir con su padre aficionado a las apuestas de gallos. Tuvo que acostumbrarse a que su padre la llevara a estos eventos, donde se rodeaba de trogloditas que se emborrachaban mientras los gallos se despedazaban entre sí. Cuando las tripas, el olor de las heces y los animales desmembrados se volvieron algo cotidiano en su vida, dejó de sentir repugnancia alguna y por esta razón empezó a ser considerada una mujer rara, le decían monstrua así sin más. El relato toca el tema del abuso hacia las mujeres, la joven era acosada por los galleros y la manera de salvarse de estas situaciones era metiendo la cabeza de un gallo entre sus piernas para causar repugnancia a sus agresores. ¿Pero a que viene el título Subasta? ¿Es una metáfora?, trágicamente el título se refiere literalmente a una subasta de personas. Una noche la joven es secuestrada y llevada a un lugar donde más personas habían terminado en el mismo destino, dentro del lugar todos son puestos de rodillas y son amenazados por un hombre al que llaman el gordo, dentro del ambiente tenso un joven entabla una conversación con la protagonista, le cuenta de que se trata el asunto, de como a los hombres como el son ofertados para después robar sus pertenencias, sus tarjetas de crédito y sus hogares, pero cuando la joven pregunta que hacen con las mujeres domina un profundo silencio. Esta incógnita iba a ser resuelta más adelante cuando otra mujer es subastada como un simple objeto sexual para satisfacer los deseos carnales de los hombres. Mientras más humillada y desnudada era ante el público, más subían los números por obtener el cuerpo de la joven, cuando le toca ser subastada a la joven considerada un monstruo le hace honor a su sobrenombre, el instinto de sobrevivir que había formado desde su crianza dentro de las galleras afloró como nunca antes, mientras gritaba desenfrenada y soltaba sus desechos orgánicos, causaba repugnancia entre los apostadores y el gordo no se vio en más opción de dejarla en libertad ya que una mujer monstruo no servía para complacer los deseos de los hombres. A lo largo de la historia humana se ha puesto al sexo femenino en un estatus desfavorable en la sociedad, siendo menospreciada, abusada y también víctima de la sexualización, no vamos a generalizar ya que también se ha demostrado que muchas mujeres has salido adelante y se han dado a conocer en diversos medios por sus méritos, pero tampoco podemos dejar de lado que una parte de la sociedad se mantiene en la falocracia. Para sobresalir y también darse a respetar las mujeres han salido de ese estereotipo de mujer hogareña, sumisa, débil, esto tiene en común con el cuento “Subasta” que nos dice que la joven protagonista tuvo que romper esos estereotipos de mujer dócil para salvar su vida en un ambiente hostil, donde los hombres buscaban complacer sus deseos carnales, pero al toparse con una mujer “monstruo” no vieron interés alguno en ella. “Si hay un monstruo el resto se transforma y se desestabiliza” (Negri, 2007), una “monstrua” sólo conseguirá desestabilizar el orden de estereotipos establecidos por los hombres, confundiéndolos por no acatarse a la hegemonía establecida, pero de alguna manera este método es una manera para el sexo femenino de seguir sobreviviendo y sobresaliendo en una sociedad aún dominada por el patriarcado.